Paul Brunton: vida y trabajo.

Paul Brunton: vida y trabajo.

El alma de Paul Brunton “cambió una existencia tranquila por una agitada” (como él la pone) en algún lugar de Londrés en el año 1898. No podemos decir nada acerca de sus antecedentes familiares, su educación, aún su nombre de nacimiento, por “P.B.” (como él prefirió ser llamado) no lo compartió con sus lectores o visitantes. Sus veinte y ocho libros ofrecen escasa ayuda y menos estimula a un biógrafo. Pero esto es de poca importancia en comparación con el panorama que los libros despliegan de la búsqueda interna y espiritual a la cual su vida entera fue dedicada. Respetando su propio sentido de correlaciones, por lo tanto, esta introducción está basada exclusivamente en lo que P.B. escogió para decir a sus lectores acerca de sí mismo, frecuentemente incorporando sus palabras reales.

P.B. nos dice que su primera invitación a la búsqueda vino en su niñez a través de la lectura: él menciona que la inspiración encontró en las cartas de San Pablo, Bulwer-Lytton´s novela ocultista Zanoni, y especialmente El despertar del Alma (o Hai Ebn Yokdan, el autoinstruído filósofo) de Ibun Tufail. Fue este último un trabajo Sufi, que le dio a P.B. una idea general de la meditación, un tema en el cual el devino la principal autoridad moderna. Sin guía, sin instrucción, él comenzó a practicar, tanteando su camino en el que al principio era de absoluta oscuridad. Después de seis meses de diaria meditación, y dieciocho meses de ardiente inspiración por el Yo Espiritual, él experimentó una serie éxtasis místicos.

El encanto y lozanía de estas juveniles iluminaciones decrecieron luego de algunas semanas, pero dejaron a P.B. con un continuo conocimiento que llevó dentro de sí, por aún tres años. P.B. entonces encontró un avanzado místico, un americano viviendo en Londres, quien lo invitó a atravesar ciertas pruebas que, si las pasaba, lo hubieran conducido al siguiente grado de iluminación. El resultado fue un fracaso, y P.B. entró por tanto en el estado llamado por los místicos del Medioevo, la Noche Oscura del Alma. Por tres años él no tuvo ni el tiempo y ni la capacidad para meditar, o aún mantener la aspiración.

Un inesperado evento estremeció a P.B. y le liberó de su depresión espiritual. El retomó la práctica de la meditación, y luego de algunas semanas recuperó, en una memorable sesión, el grado de consciencia que anteriormente había disfrutado. Pero ahora poseía mayor conocimiento y comprensión. El comenzó a ver claramente los diseños y significados detrás de su propia vida y de otros. Se dio cuenta que a través de los años oscuros, la Presencia espiritual nunca lo había abandonado, sino que silenciosamente esperaba el momento donde sus propios esfuerzos le reunirían a él con aquella. El extrajo de esta gran lección la necesidad de esperanza, y más que ello, se sintió encargado con la tarea de comunicarlo a otros que pudieran sentirse desanimados por su falta de logro en la búsqueda.

Años de desarrollo y crecimiento siguieron a esta segunda iluminación. Por muchos meses durante 1918, P.B. escuchó lo que llamó la “Palabra Interior”, dándose cuenta que la fuente de fortaleza y sabiduría no debe ser buscada en cualquier parte sino en el más íntimo Yo personal.
Después de la Primera Guerra Mundial, P.B. Vivió por un tiempo en Bloomsbury. El compartió un piso con Michael Juste, fundador de la librería Atlantis, en la misma casa que Virginia y Leonard Woolf hicieron más tarde su hogar y de la Prensa Horgarth. Habiendo sido siempre un natural y aún compulsivo escritor, P.B. ahora ingresó al mundo del periodismo, y llegó a ser un editor exitoso y escritor de material publicitario.

Al final de 1920 P.B. se embarcó en una intensiva investigación acerca del Oriente, conducida con la ayuda del Secretrio de Estado de la Biblioteca de la India. Así preparado, se dispuso a su primer viaje hacia el Oriente. Durante 1930-1 viajó dentro de la India, mezclándose con todas las clases, encontrándose con yogas, faquires, y hombres santos y mujeres de distintos grados. Los dos por los cuales él sintió una profunda relación fueron Shankaracharya de Kmakoti y Sri Ramana Maharshi, el Sabio de Arunanchala (no confundirlo con el Maharishee Mahesh Yog). Shankaracharya, cabeza espiritual del Sur de la India y el heredero de la línea Vedántica fundada por el primer Shankara, que nació en 1895. El fue visto en público darshan leyendo los apuntes de P.B. Como líder de una institución pública, el declinó tomar a P.B. como un discípulo, pero sugirió que vaya a Aranunchala, una montaña sagrada en el extremo sur de la India, y reunirse con un sabio que allí vivía. El era Ramana Maharshi, entonces, virtualmente desconocido, ahora celebrado como un raro y moderno representante de la más pura Advaitin (no dualista) escuela de filosofía y autorrealización.

La búsqueda de P.B. Por los tesoros espirituales de la India encontró su cima en el encuentro con Ramana Maharshi. Como él presenta en su libro, Una búsqueda en la India Secreta, él entonces comenzó una investigación interior bajo la dirección del sabio. A través de meditar en torno a la pregunta “quién soy Yo” el descubrió que él no era el cuerpo; ni las emociones; ni el intelecto. Eventualmente el fue dejado con el estado del Ser puro sin pensamiento, que permitió a un alto e insospechado Yo tomar el control. Esto simplemente era la perfecta libertad. El punto de hecho, como él nos dice más tarde en sus Apuntes, no fue una nueva experiencia para P.B., sino un renovado contacto con el estado que él ya conoció años antes.

Durante la India, P.B. Contrajo melanuria que le enervó durante dos años. Al recuperarse el rechazó las múltiples ofertas que le llegaron en forma de ediciones lucrativas y trabajo publicitario y se dedicó a poner sus experiencias de la India en forma de un libro. El se asentó en una billa tranquila de South Buchighamshire, dispuso de dos habitaciones hasta que una cabaña de su propiedad fue construída. En el cercanía había una histórica casa de encuentro de los “Amigos”, donde P.B., podía ir cada domingo, encontrando entre los Cuáqueros y su forma de culto, cualidades que faltan en otras denominaciones Cristianas.

Una búsqueda en la India Secreta presenta a su autor como alguien escéptico e ingenio, pero debe ser entendido que esto era una pose, conscientemente adoptada para atraer a los lectores escépticos e ingenuos de 1930. Esta era aún la era del Imperio, donde el colonialismo y el movimiento de misioneros cristianos habían instruido a los británicos hacia un arraigado desdén por el hombre moreno y su religión. Pero aquí estaba un viajero que había observado fenómenos que no sólo confundían a la ciencia materialística, no sólo osaba alabar al Islam como una sociedad loable y con una religión racional, sino que también se colocó asombrado a los pies de un yogui cubierto por un taparrabos. Para el prólogo P.B. Llamó a Sir Francis Younghusband, co-líder de la fuerza expedicionaria Británica que había invadido el Tibet en 1904 y quien ahora estaba retirado, dedicado a la reconciliación de las religiones del mundo. El libro fue recibido de forma entusiasta y se vendió un cuarto de millón de copias en varios idiomas.

En dos ocasiones distintas después de retornar de la India, P.B. recibió en meditación un solemne deber o misión. Una tarde de verano en una banca del Támesis, el se sumergió en un profundo trance y entro en la presencia de los Cuatro Grandes Seres que vigilan el bienestar espiritual de este planeta. Una tarea especial le fue encargada, a la vez temible y gloriosa. Nuevamente, en 1934, estando a punto de iniciar se segundo viaje al Oriente, el fue instado por el sabio que allí había conocido para compartir con otros su conocimiento del camino que conduce al Yo espiritual. Dejando a un lado sus arreglos del viaje, el respondió escribiendo el Camino Secreto en sólo cuatro semanas. Alice A. Bailey contribuyó con el prólogo y el libro fue publicado en 1935.
El Sendero Secreto es un breve manual de meditación, uno de los primeros en aparecer en el Occidente moderno y el primero en explicar el método de Auto –indagación como fue enseñado por Ramana Maharshi. Aquí P.B. estableció uno de sus más firmes principios: no importa cuán místico o misterioso sea su material, siempre lo explica inglés sencillo. Uno busca en vano sus trabajos por erudición, citas, términos Sánscritos, Chinos y Tibetanos sin traducción, términos que adornan la literatura escolar y asustan al lector no académico. Lo que P.B. aprendió del Oriente y su antigua tradición, él la presenta como una sabiduría viviente, tan preciosa para el obrero de fábrica como para el profesor. Este estilo te presentación naturalmente le aleja de la consideración del mundo académico, donde ciertos críticos fueron llevados a extremos de abuso. El reflexiona sobre este recibimiento en sus prefacios de algunos de sus libros.

P.B. Comenzó su segundo viaje con un período en Egipto, donde reunió el material y pasó por la extraña experiencia narrada en Una Búsqueda en el Egipto Secreto. Este es el más sensacional de sus trabajos, tocando una historia oculta desde los orígenes atlantes de la civilización egipcia y sus monumentos hasta sus actuales magos. P.B. Pasó una noche dentro de la Gran Pirámide. Equipado con una constitución nerviosa superior a la de sus lectores, él parece haber reproducido el proceso de iniciación para el cual la Pirámide fue originalmente diseñada. Esto demostraba al neófito, más allá de toda duda, la inmortalidad de su ser y la liberación final del mundo material.

Las dos “Búsquedas” de P.B. Rinden homenaje a la doble fuente del esoterismo moderno. Por un lado, está Egipto, hogar de los constructores de Pirámides y de la tradición Hermética: El Egipto que consideraba que los antiguos Griegos eran como niños, y hacia el cual sus filósofos iban para ser iniciados. Alquimia, Gnosticismo, Masonería y la tradición mágica de Occidente; todas encuentran sus raíces en Egipto. Por otro lado, está la India, descubierta en su historia tardíamente por el Occidente, fuente de los Vedas y el Bhagavad Gita, hogar de Krishna y de Gautama el Buda. Las doctrinas esotéricas de la India recibieron la más amplia consideración en el Occidente con la Sociedad Teosófica del siglo XIX.

Fue P.B. el encargado de desmitificar y proveer con una práctica adaptación del yoga (la vía para llegar a “acoplarse” con Dios- la raíz de la palabra es la misma) para gente sencilla.

Continuando con su viaje, P.B. navegó desde Egipto hasta la India y nuevamente llegó el ashram de Ramana Maharshi hacia el final de 1935. Un día, escalando a la cima de la montaña sagrada de Arunanchala, P.B. se sintió inspirado para dedicar a sus compañeros de Occidente, a quien él los veía descender en un espiral hacia un vano materialismo. Inmediatamente escribió la esencia de un pequeño libro, que al igual que sus posteriores Apuntes no presenta un argumento o narración continua sino una serie de libres párrafos conectados. Un mensaje desde Arunanchala es una seria llamada al mundo Occidental para que atienda a su alma. En años posteriores, P.B. se lamentaría que del tono del libro era muy negativo pero reflejaba bien las nubes que se cernían sobre Europa en el tiempo de escribirlo.

En el verano de 1936, P.B. hizo un retiro en un pequeño bungaló en las alturas del Himalaya, como invitado de un príncipe de Pales. De aquí surgió quizás su más hermoso libro, Un Ermita en los Himalayas, que está lleno de su amor de clara naturaleza y de su parentesco con las estrellas. Aquí él habla más íntimamente al lector, abandonado la envoltura que él creó para las dos “Búsquedas” y mostrando así su vida simple y solitaria que él prefería, moviéndose gradualmente, como él lo puso, “hacia las cortes del Señor”.

El siguiente verano fue Maharajah of Mysore quien ofreció a P.B. hospitalidad y las condiciones favorables para la escritura de La Búsqueda del Yo Superior. Maharajah fue el gobernante más iluminado y un devoto de la Nodualística filosofía Vedanta . Su apoyo a P.B., junto con la amistad del Lector del Maharajah en Filosofía, T. Subrahmanya Iyer, y de T.M.P. Mahadevan, Profesor de Filosofía de la Universidad de Madras, dio lugar a la falsedad de los críticos hindúes y occidentales mantuvieron que al escribir libros populares él tergiversó las doctrinas Orientales. A menudo, el motivo detrás de tales críticas surgió por la negativa de P.B. para aprobar al gurú favorito de alguien, o prestar su energía a movimientos políticos. Aquellos que enseñaron y vivieron la más alta filosofía, como Ramana Maharshi, el Shankaracharya, y Sri Atmananda, instintivamente le aceptaron como uno de ellos. La Búsqueda del Yo Superior es una continuación del Sendero Secreto, constituyéndose un más detallado manual de meditación. Contiene múltiples ejercicios destinados para atraer a gente de diferentes temperamentos y necesidades.

También en 1937, y ante el pedido del Maharajah de Misore, PB hizo un estudio especial de los ecos de la sabiduría Oriental en la filosofía Occidental. Esto apareció como Filosofía Hindú y Cultura Moderna, un corto estudio que es el único entre los múltiples libros de P.B. que no ha sido re-impreso en muchos años.

El último fruto del período hindú fue La Realidad Interior (titulado en la edición Americana: Descúbrete a ti mismo), escrito en 1938. El propósito específico de este libro fue ubicar a los Cristianos, e introducirlos en los significados profundos de su religión y hacia los beneficios de las prácticas de meditación. Hay fascinantes y originales comentarios sobre las Bienaventuranzas, la Oración del Señor, etc., en la luz de la búsqueda. Es de aquí que nosotros extrajimos las palabras de P.B. acerca de Jesús presentadas en el Evangelio de San Juan.

En 1938, P.B. dejó el Oriente para ir a Estados Unidos, donde estuvo algunos meses. Desde la Costa Occidental él navegó hacia Asia, visitando China, Siam, y Camboya antes de instalarse de nuevo en la India por el tiempo que duró la Segunda Guerra Mundial. Fue en 1939 que llegó a las ruinas de Angkor en Camboya, que una vez fue el asiento de una alta y espiritual civilización que combinó armoniosamente el Hinduismo y Budismo. P.B. fue allá, como antes lo hizo Madame Blavatsky, con el fin de recibir cierto contacto a través de la meditación. Pero otro contacto ocurrió al estar ahí, en persona, que tuvo un gran significado para él. Fue con un lama exiliado de Mongolia, quien fue capaz de responder a importantes preguntas metafísicas. Gracias a la clave proporcionada por este mongol, P.B. fue capaz de embarcarse en su trabajo maestro filosófico.

El ambicioso proyecto de elaborar un trabajo en dos volúmenes, que pudiera explicar en lenguaje simple la más alta filosofía y sus concomitantes prácticas fue eventualmente dividido, a su pesar, en dos libros separados, La Enseñanza Oculta más allá del Yoga y La Sabiduría del Yo Superior. Muchos que habían disfrutado de los primeros escritos de P.B. fueron desilusionados, porque estos libros eran, francamente, de difícil lectura. Aquellos que persistieron, aprendieron que más allá de las recompensas de la devoción religiosa, más allá de los éxtasis del misticismo, yace el reino de la verdadera Filosofía, un término que P.B. restauró en su más noble significado del “amor a la sabiduría”. Explica porque no es suficiente tener experiencias psíquicas o aún espirituales: uno debe comprender lo que está experienciando, o correr el riesgo de la auto-decepción, el desbalance, o el dogmatismo para el cual el misticismo no posee cura-de hecho, hacia lo cual se entregan psíquicos y místicos a menudo. La “oculta sabiduría atrás del yoga” es la sabiduría que conoce porqué uno practica yoga (o meditación, porque P.B. casi nunca se preocupó con el Hatha o Yoga físico). Es la sabiduría cosmológica que conoce como el mundo deviene; como lo percibimos, y porqué el mundo es en la forma que es.

El primer volumen, La Enseñanza Oculta más allá del Yoga, conduce al lector minuto a minuto a la admisión que el mundo material como es comúnmente concebido simplemente no se puede decir que exista. El segundo volumen, La Sabiduría del Yo Superior, provee la solución a este callejón sin salida al adoptar una filosofía puramente “mentalística”. Explica como nuestro mundo total es proyectado a través de nuestras propias mentes, y como el gran mundo externo a nosotros es proyectado como un pensamiento por la Mente-Mundo. Es un logro muy raro haber expuesto esta sutil y revolucionaria doctrina sin la jerigonza y sin una cantidad de términos difíciles. P.B. reduce la incontrolada riqueza de los filosofía Oriental a uno pocos conceptos monumentales, de los cuales los más importantes son los siguientes: El Ego, el ser ilusorio y separado que cada uno de nosotros pensamos que somos; el Yo Superior el cual es nuestra realidad divina; la Mente-Mundo, creadora de todos los universos; y la Mente en sí misma la silenciosa e inmanifestada base de todo ser.

Es imposible comunicar adecuadamente lo majestuoso de la Sabiduría del Yo Superior; la intensidad de sus capítulos acerca del sufrimiento, la muerte, y la actual guerra mundial; el valor supremo de los ejercicios prácticos en yoga mental, que no son encontrados en ninguna otra parte de la literatura Occidental. Sobre todo, hay el efecto transformador de su filosofía, como agua para uno que se muere de sed en el desierto de la moderna pseudo filosofía.

P.B. finalizó la Sabiduría del Yo Superior en diciembre de 1942. Había escrito diez libros en menos de diez años, y ahora el devino tan silente que se publicaron noticias en torno a su muerte. Dejó la India al final de la guerra, y sus siguientes viajes lo llevaron de nuevo alrededor del mundo, aunque no podemos retratarlos de manera exacta. Un hombre como P.B. nunca está ocioso, aunque pase un año más aparentemente sin hacer nada que comiendo poco y durmiendo menos. La búsqueda continúa en reinos que no podemos imaginar, y el peso de ayudar a la humanidad, una vez aceptado, puede tomar formas extrañas e internas.

En 1952 él rompió su silencio, publicando La Crisis Espiritual del Hombre. Fue el primer libro desde Una Búsqueda en la India Secreta que fue capaz de escribir en su tiempo libre, y los

Apuntes contienen centenares de párrafos adicionales que deben provenir de este período. La “crisis espiritual” del título se reduce a una pregunta: La raza humana está aprendiendo la lección de las dos guerras, o está yendo a sumergirse por ignorancia en un tercer desastre aún más terrible?. El libro es una reflexión sobre las consecuencias espirituales de la Segunda Guerra Mundial y de la única dirección en que la esperanza futura yace: que la humanidad retorne a principios morales y espirituales. Más que ello, es un trabajo de inspiración para el individuo que ha colocado su pie en el camino de retorno pero que está obligado a vivir entre aquellos que lo ignoran o se oponen.

La Crisis Espiritual del Hombre fue el último libro que P.B. publicó en su vida. El siguiente año, 1953, él atravesó por una crisis. Cayó enfermó con malaria, contraída en el Lejano Oriente, que amenazaba con un fin fatal. Cayendo en coma, el encontró la figura astral de un bien conocido y amado Maestro, quien le dio la opción entre: dejar su cuerpo en ese momento o recuperarse y continuar su vida terrestre en beneficio de sus compañeros humanos. Compasivo hacia aquellos que buscaban su ayuda, P.B. renuentemente decidió retornar y completar su misión.

Siempre predestinado a ser un viajero, P.B. Continuó viajando. Permaneció por dos años en Nueva Zelandia, pasó un tiempo en Australia y en Estados Unidos. Rehusó a invitaciones que le ubiquen como una figura pública, o ser el centro de un ashram privado como Ramana Maharshi había sido. Eventualmente, se asentó en Suiza, viviendo principalmente a las orillas del Lago Lugano y Génova. El protegía su soledad de lo inoportuno tanto de los bien intencionados como de los medio perturbados para lo cual mantenía solo una dirección postal. Ocasionalmente, el consentía en dar entrevistas, pero sólo con la condición que el buscador no esperase encontrar en él un gurú. Efectuando las compras y cocinando él mismo, enfrentando el rigor del invierno Alpino, que se tornó más molesto conforme se acercaba a sus ochenta. En sus últimos años, sus amigos se aseguraron siempre de que tenga asistencia ante una llamada, para que se encargue de las tareas domésticas y escriba cartas por él.

Algo de lo que P.B. había estado revisando durante sus años de silencio se detectó que había escrito alrededor de siete mil páginas de notas, junto con tres mil páginas relacionadas con material de investigación, deliberadamente reteniéndolas para que sean publicadas luego de su muerte. Aparentemente P.B. había escasamente pasado un día sin haber escrito algo, en obediencia a su profesión escogida y a sus hábitos de vida. Pero lejos de ser un discurso hilvanado o un tratado, estas notas parecían haber sido hechas al azar, sobre todo tema concebible. El material se distribuía desde simples frases hasta párrafos sustanciales; había también unos pocos ensayos de una página o más de extensión. En completo contraste con su naturaleza física-porque fueron escritos a menudo en pequeños fragmentos de papel o en agendas baratas. Las notas demostraban una profundización de la filosofía que había sido expuesta en los libros publicados, reflejando los muy considerables cambios a través de los cuales P.B. había atravesado desde su silencio.

Cuando algunos amigos de P.B. supieron acerca de la existencia de este material, se preocuparon de que este no debía ser perdido, además estando ávidos de leer lo que él vagamente se refería como “sus resúmenes”. Un grupo de americanos que fueron introducidos a su trabajo por Anthony Damiani, fundador del Centro de Filosofía Wisdom Goldenrod, fueron permitidos para comenzar a tipiar y clasificar estas notas con vista a su eventual publicación. Para el momento que P.B. murió , el 27 de julio de 1981, él había establecido veinte y ocho categorías bajo las cuales se clasifica este material. Estos manuscritos fueron trasladados a Valois, en el Lago Séneca, New York, donde se realizó un intenso trabajo. Una colección de disertaciones, aparentemente fechadas desde 1940 y 1950, apareció en 1984 como Ensayos sobre la Búsqueda, y el mismo año el primer volumen de Apuntes, Perspectivas, aparecieron bajo el sello de Publicaciones Larson. La total devoción de una docena de personas y su soporte financiero, permitieron que una serie de Agendas sean publicadas con una improcedente velocidad, el décimo sexto y último volumen apareció en 1989.
Paul Brunton fue un sabio: un hombre iluminado o liberado, o un jivan mukti si alguien prefiere la precisión del término Hindú. Note, sin embargo, que la expresión es nuestra no de él. No es una falsa modestia la que hacía que él se conduzca cuidadosamente apartándose de afirmar su propia iluminación, mientras escribía con inaudita claridad acerca del estado de conciencia del hombre que ha alcanzado la meta de la búsqueda humana. Es inherente en cada detalle que hace de un hombre un sabio: él permanentemente ha vencido su ego, y ya no posee ningún sentido de identidad personal más allá del que él asume por conveniencia o cortesía. El vive en unión con el Yo Superior; el cual nunca ha logrado iluminarse por la simple razón que su esencia eterna está iluminado. Desde ese punto de vista él está describiendo un proceso y un estado del cual él no tiene ningún sentido de posesión. El conocimiento que este es el destino de cada uno de nosotros parece ser esencial como cualquier cosa que puede ser lograda a través de la lectura.

The notebooks are copyright © 1984-1989 The Paul Brunton Philosophic Foundation

This site is run by Paul Brunton-stiftelsen · info@paulbruntondailynote.se